Los ferros de las herraduras de «Hermano asno»

Finiquitado el último trámite para la entrada de Hermano asno en imprenta: la revisión de ferros. Así se denomina a la impresión del libro a una calidad inferior y sin cubiertas, para verificar sobre el papel que la maqueta informática funciona sin problemas y no hay líneas viudas ni huérfanas, fallos de paginación ni erratas que escaparan a las múltiples revisiones en pantalla. Los ferros son, por así decirlo, el ensayo general de la obra, sin público aún pero con toda la orquesta.

Los ferros remitidos por la imprenta de la Diputación de Córdoba son ese tocho fotografiado en el encabezado del artículo. Ahí faltan cortes de guillotina y además, gran parte son hojas en blanco que no estarán en el libro. En cuestión de libros no vale el refrán de que ande o no andre, el burro grande. Este Hermano asno está criado para andar y tener largo recorrido.
Ferros en mano, el maquetador Iván Mezcua, el fotógrafo Mondelo y el autor de los textos, Eliseo, han vuelto a revisar todo de arriba abajo por enésima vez para expurgar errores. Aunque alguno colarán los inevitables duendes de la imprenta, míticas criaturas del fabulario periodístico, generadoras de múltiples anécdotas.
Completado ese proceso, se hicieron los últimos ajustes en la maqueta con InDesign -el programa utilizado en la actualidad por los profesionales del sector- y se remitieron las páginas corregidas en formato PDF a la imprenta. Allí, tan pronto se encuaderne un ejemplar, se medirá el lomo para ajustar al milímetro las cubiertas que ya tenemos a punto de caramelo.
Después de mucho esquilarle y cepillarle el lomo, este Hermano asno ya estaba lustroso para echarse a los caminos. Tan sólo le faltaban herraduras. Le hemos forjado un buen par con estos sólidos ferros.
